Todos tenemos sentimientos de ira o de rabia, la diferencia es que sabemos controlarlos. En cambio, la ira en los niños es más compleja de controlar, al menos para ellos. Situaciones muy familiares como un pataleo, morder, decir cosas horribles a los padres o abuelos, pegar… son muestras de que no sabe qué hacer o como mostrar lo que siente.
Al hablar de ira, no hay que confundirla con las pataletas propias de los dos años. Hablo de muestras agresivas que se producen de forma continuada, y en las que incluso podemos detectar cambios físicos en los niños. Los padres debemos tomar medidas, para enseñarles a lidiar con estos sentimientos, y expresarlos de la forma adecuada.
¿Qué es la ira en los niños?
La ira está ligada a varias causas, es muy posible que sea una defensa para evitar sentimientos dolorosos. También puede estar asociada a un problema emocional, ya sea puntual o no. Incluso podemos decir, que está ligada a una baja autoestima, ansiedad, sentimientos de aislamiento… lo importante es detectar la razón, y empezar a trabajar sobre ello.
He escuchado a muchas familias decir que ya se le pasará, que son sólo rabietas y que tiene su “propio carácter”. Mucho ojo, es importante saber que la ira normalmente nos muestra que hay un problema. Nos da pistas, y es preciso descifrarlas. La edad perfecta para moldear este control es mientras sea pequeño. Mientras más tiempo pase, más complejo será.
Se reconoce fácilmente; es decir, si te paras a observarlo, podrás ver el cuerpo tenso, dientes apretados, cambio del tono de voz, gruñidos, respiración profunda… es bueno enseñar a los niños a detectar los primeros signos de ira. Aprender comportamientos, que pueda sustituir para aliviar esa energía reprimida y reemplazarla. La forma de sustituirlo es por medio de la gestión de emociones, y debo decir que siempre es mejor, con el asesoramiento de un profesional que nos aporte las bases para lograrlo.
Los niños pueden no ser conscientes de lo que provocan sus estallidos de ira. Para los padres es vital tratar de averiguar lo que provoca el enfado, e intentar explicarle que su comportamiento no es aceptable. Que estas pataletas, gritos, gruñidos… en definitiva la ira en los niños, tiene algunas consecuencias y ninguna es positiva.
Cuando la ira nos está indicando algo
Lo niños se pelean, se muerden en algunas ocasiones, no es algo aislado. Incluso hay niños que nunca han mordido pero en un momento determinado, muerden a otro niño. Hasta ahí de acuerdo, pero cuando comprobamos que estos ataques son insistentes y se ha convertido en una forma de actuar del niño, hay que ir a observar que pasa.
Puede ser la respuesta a un cambio importante en la vida del pequeño. Recuerdo un niño de 6 años, al que atendí hace tiempo, cuya madre estaba algo asustada por la demostración constante de ira del niño. El colegio ya le había avisado en varias ocasiones y estaba desesperada. La respuesta la tenía en casa, estaban desarrollándose bastantes cambios de importancia en la familia, pero nadie pensó que esa era la causa. Y no lo pensaban, porque su otro hermanito no respondía de esta manera. Y es que cada uno acusa y siente los cambios de forma diferente.
Es importante detectar cuando un comportamiento persiste, e interfiere en la vida familiar o escolar del niño. Hay que prestar atención a las señales, y consultarlo con un profesional para ayudar a la gestión y poder controlar la ira.
¿Cómo controlar la ira en los niños?
A los niños les cuesta entender la diferencia ente la ira o un comportamiento agresivo. La ira es un estado emocional, pero la agresión es un intento de hacer daño a la otra persona. De ahí lo que siempre trato de explicar en esta página. La importancia de enseñarles sobre los sentimientos. Hablar libremente sobre tristeza, dolor, frustración… Hay que crear oportunidades para hablar de los sentimientos, es una forma emocionalmente sana de criar hijos.
- Habla en positivo, si quieres que una conducta cambie en tu hijo, es bueno recordarle aquellas cosas que te agradan. Mételo en cualquier conversación que mantengas con él/ella. “Me ha gustado mucho que no me interrumpieras mientras hablaba por teléfono” “Qué generoso eres al darle a tu hermano un poco de tu chocolatina” Yo en ocasiones habló de cosas que también me gustan de sus amigos. “Me encanta la forma tan educada de hablar de tu amiga Ana, no te lo parece? Le creas conciencia sobre aquello que crees es positivo sobre la conducta suya o de los demás.
- Actividades. Creo que las actividades le brindan oportunidades de hacer cambios en su rutinas diarias. Con respecto a cuales, creo que es mejor probar. Siempre se recomiendan ejercicios como el judo pero después de ver a muchos niños pienso que no siempre la actividad física frena sus impulsos. Depende de cada niño, con lo que tendrías que ir probando. Inténtalo con yoga, esgrima, clase de pintura, piano…
- Muéstrale afecto, un abrazo inesperado en ocasiones surte efecto.
- Las etiquetas, si tu hijo es algo propenso a mostrarse violento, es muy posible que ya tenga adquirida la etiqueta. Llegados a este punto es importante animarles a que se vea como un niño valorado. Si te preguntan ¿Qué tal es? o ¿se porta bien? preguntas que por otro lado nunca entenderé, no respondas: “bueno es algo trasto y se porta regular” No, el/ella no necesita escuchar eso. Si su madre o padre lo describen así, que no dirán los de fuera.
- Acude a un profesional que establezca directrices tanto para vosotros como para el niño/a . Así obtendrás pautas que ayuden a reconducir esta conducta. He trabajado con muchos niños y sus familias y el resultado es muy bueno. Por eso creo que trabajar la ira en la familia desde el enfoque profesional lo hace más efectivo.
¿Y si la ira en los niños es aprendida?
Es muy posible que como padres se nos escape un aspecto relevante en este tema de la ira en los niños. Y ese aspecto de gran relevancia es la posibilidad de ser modelos de los niños.
Cuando un padre me comenta que quizá su hijo/a se muestra así es porque él también lo es. Mi respuesta es siempre la misma: si no ejerces cierta disciplina sobre tus propias reacciones emocionales, difícilmente lo lograrás en tus hijos. Y desde luego, no le permito un “es que soy así, y no lo puedo remediar” El control de nuestras emociones no lo tiene nadie. Hay otros métodos para resolver las cosas cuando algo no nos gusta y desde luego todo comienza en ti.
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