Las madres actuales tenemos la sensación de “no llegar a nada”. Da igual en lo que trabajes, el número de hijos o dónde vivas. Nos hemos acostumbrado a un ritmo en el que nos pasamos el día pensando en lo siguiente que debemos hacer, sin disfrutar en ocasiones de lo que está ocurriendo en ese momento. Creemos en nuestra capacidad de poder apuntarnos a todos los frentes. Y lo peor es que la multitarea se ha impuesto en nuestro día a día. ¿Dónde está el problema? pues cuando no poder hacerlas, o sentir que vas con la lengua afuera empieza a pasar factura…y pasa factura, te lo aseguro.
La pérdida de energía
Todo esto es un mecanismo de pérdida de energía. Esta energía que empieza en su nivel más alto al comienzo del día, se va consumiendo con el paso de las horas, con lo que consigues sentirte agotada, estresada, irritable… Cada una de nosotras lo expresa de forma diferente, pero la respuesta general es acabar gritándole a los niños, o diciendo cosas de las que luego te arrepientes.
No sólo con los niños, también pierdes energía de muchas más formas. La compañera a la que no le dices que mejore su línea de trabajo, la amiga a la que no te atreves a expresar lo que piensas… Te pongo un ejemplo práctico: ¿te has parado a pensar en las veces que pasa por tu cabeza: “Tengo que ir/apuntarme al gimnasio” y nunca vas, por una cosa o por otra, pero te queda la sensación día tras día de no “hacer los deberes”? , ¿Te resulta familiar? Vale, pues ahora plantéate algo: ¿Con tu ritmo actual puedes ir al gimnasio? ¿es viable? y lo más importante: ¿realmente deseas ir? Si la respuesta es no,asume un cambio. Vas a comprobar como esa “obligación” al desaparecer dejará de provocar esa sensación de “falta algo por hacer”
Tus hijos requieren que estés casi al 100%
Educar a los hijos requiere mucha paciencia, mucha, y sobre todo constancia. No aprenden nada a la primera …bueno sí, el nombre del juguete que les gusta y desean que les compres. Hay que repetirles muchas veces lo mismo y hay días en los que no estamos al 100%. Llegas a casa y estas rutinas de los niños te matan y acabas gritando, enfadada, angustiada y con mal sabor de boca.
Si deseas que exista un cambio en tu vida, y dejar fuera ese cansancio, que en nada ayuda en la educación de tus hijos, Si consigues ir restando elementos que te absorben energía, comprobarás como cada día te sientes más positiva, y con mayor fuerza para enfrentarte a los retos diarios. Nadie, repito, nadie es imprescindible, todo se puede hacer, antes, después, cuando sea posible, pero entiende que hacer mucho y ¡ya!, no es positivo. La súper-woman no existe, por mucho que nos lo vendan las revistas.
¿Y por dónde empiezo?
Busca un momento de tranquilidad, quizá antes de dormir y responde de forma sincera a las siguientes preguntas. Anótalas en un cuaderno y dedícale tiempo para responderlas, no pretendas hacerlo rápido porque no funcionará. Deben ser respuestas sopesadas, para que tomes conciencia de cómo lo haces, y encontrar aquello que debes cambiar.
Pregúntate:
- ¿Qué actividades realizo a lo largo del día (trabajo, familia…) que requieren de mí un gran esfuerzo y que en muchas ocasiones me sobrepasan?
- ¿Con qué persona pierdo más energía (compañero/a de trabajo, amiga, padre, madre, hermano/a…)? ¿Cómo me afecta, en que grado me deja casi K.O?
- ¿Cómo respondo ante ello? ¿Hago algo para cambiarlo?¿Me lo trago y aguanto?
- ¿Qué actividad (laboral o familiar) piensas que vas a delegar? Tienes que delegar algo y lo sabes.
No lo demores más. No te olvides: Si quieres cambios deberás empezar por ti para luego verlos en tus hijos, o en tu entorno. Estoy convencida que si respondes a estas preguntas y meditas con tranquilidad, es muy probable que con el paso de los días veas las cosas desde otro prisma, sabiendo qué debes cambiar ,y cómo hacerlo.
Me gustaría que a la vez que contestas a estas preguntas, incluyas ciertas rutinas como las que te propongo a continuación. Son de gran ayuda y conseguirás restar estrés, parar por un minuto ese reloj que siempre va a tope, y dejar de imitar al conejito de Alicia en el País de las Maravillas.
Intenta esto:
1._ Practica deporte es una forma estupenda de soltar adrenalina y sacar fuera sensaciones negativas. Segregas endorfinas lo que ayudará a mejorar tu estado de ánimo. Si tu caso es que por cuestión de tiempo no puedes realizar ninguna actividad física, te recomiendo que pongas música y bailes. Acompáñate de los niños, verás que divertido.
2._ ¿Haz probado la risoterapia? Si no es así no esperes más y asiste a algún taller. Está comprobado que la risa auténtica, digamos la carcajada, ayuda a eliminar el estrés, mejora el sistema cardiovascular y respiratorio… La primera sesión quizá cueste por sentir vergüenza pero la sensación que se consigue al final es indescriptible. No dejes pasar la oportunidad de vivirlo.
3._Párate un minuto al día, date permiso para detenerte y escuchar lo que pasa a tu alrededor. Puedes hacer muchas cosas: abre la ventana y respira hondo, aplícate una crema de manos con olor agradable y masajéalas suavemente intentando no pensar en nada, párate en la calle, siéntate en un banco y observa la gente pasar… en fin se me ocurren miles de ideas. Piensa en ti un minuto al día y date este capricho, te lo mereces.
4._ Aliméntate de forma sana.
Estos links te pueden ayudar:
HACER EJERCICIO ALIMENTA LOS ATENUADORES DE ESTRÉS DEL CEREBRO– American Psychological Association
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