Que difícil se nos hace hablar a los niños sobre la muerte, a pesar de que sabemos que tarde o temprano van a preguntar. Preferimos tenerlos en la burbuja que les proteja que enfrentarles a algo tan difícil de entender.
Una de las cuestiones que más dudas provoca en los padres, es la elección del momento en el que se tiene que hablar de ello. Mi recomendación es que esperes a que empiece a hacer preguntas, o de manera irremediable cuando haya sucedido un acontecimiento (muerte de un familiar cercano, una mascota…)
¿Cómo le hablo de la muerte?
Normalmente no estamos dispuesto a hablar de ello, nos incomoda y pensamos que hablar de la muerte a los niños no son temas apropiados. Estamos convencidos que de esta forma les protegemos, pero no es así. De una manera o de otra se va a enfrentar a la palabra “muerte”, ya sea en unos dibujos, en alguna conversación de mayores… No podemos alargar la explicación de algo tan natural. Además, hay que tener en cuenta que los pequeños perciben rápidamente nuestro estado de ánimo. Son muy observadores, sobre todo en las ocasiones en las que intentamos esconder las emociones como la tristeza, el desánimo… Ante sus preguntas lo mejor es abrir la comunicación.
Mucho mejor responder a sus preguntas, que dejarle con dudas. Puede pasar que formule muchas preguntas o por el contrario que al contestarle se calle, en este caso lo más común es que a los pocos días vuelva a preguntar lo mismo. Muchos niños llegan a comprender las cosas después de muchas repeticiones. La única consigna que te doy es que las respuestas sean sencillas y cortas. Como empieces a dar explicaciones largas se pierden y empiezan las dudas.
Los niños siempre esperan que los padres demos respuesta a todo, y a pesar de que la muerte es algo muy certero porque nos tocará a todos, es una gran incógnita. A los niños le debemos hablar sin tapujos, evitando eso sí, detalles muy concretos, pero siempre bajo nuestras creencias. Respondiendo a lo que creemos que ocurrirá después de manera honesta. Si crees que va a al cielo, pues explícaselo así. Si no tienes respuestas, da igual, dile lo que piensas. Cuéntale que no sabes lo que pasa después, pero que crees que esa persona que tanto quiere está con nosotros de alguna forma (en nuestros recuerdos, en las fotos, en lo que hemos aprendido de él/ella…) . Háblale con sinceridad.
La edad siempre es importante. Como madre debes encontrar la manera de expresarte para asegurarte que lo entenderá. De la misma forma influye su manera de ser. Algunos niños contestarán “¡ah!” y seguirán con lo que estaban haciendo. Otros por el contrario no pararán de tener preguntas. Lo que te recomiendo, sobre todo cuando son muy pequeños, es que no digas frases como “se ha ido de viaje muy largo y no volverá” o “el abuelo se durmió y ya no se despertará” porque a algunos niños eso de dormir y no volver a despertarse les puede aterrorizar.
Puedes decirle que el abuelo ya no le podremos ver más, se ha ido a otro lugar (aquí puedes exponer tus creencias), pero que estará siempre con nosotros cada vez que lo recordemos. ” Te acuerdas cuando te llevó a tal sitio y lo bien que lo pasamos… o te acuerdas de las canciones que te cantaba la abuela….” Que el recuerdo de alguien que ha fallecido sea bonito y en positivo. Al fin y al cabo hemos tenido la suerte de conocerle y tener a ese abuelo/ tan maravilloso
Reacciones
Las reacciones son muy diversas. Como te digo siempre va a a depender de la edad que tenga y de la relación que haya mantenido ya sea con un familiar cercano o una mascota.
Si el niño tiene muchas dudas, la forma más positiva de ayudarle es respondiendo. Así no le generará más dudas y con ello miedo y ansiedad. Cuando son muy pequeños, hacer un dibujo para recordarle les ayuda a expresar sentimientos. Lo más adecuado es dejar que tome la iniciativa primero, no insistas en que lo entienda porque cada niño/a lleva un proceso diferente para lograr entenderlo.
Las preguntas normalmente son muy inesperadas y algunas algo extrañas, en la cabeza de los peques caben muchas historias, imágenes o conversaciones que han escuchado. No te asustes por lo inverosímil que puedan resultar algunas preguntas.
Atención a las emociones
Los niños ante todo necesitan sentirse seguros. Si le hemos hablado de la muerte de un familiar, es bueno decirle que los papás y las mamás nos morimos muy, muy, muy, mayores. Lo más normal es que comiencen a pensar sobre si esto mismo les pasará a sus padres. El miedo a que desaparezcan sus padres es común y precisan asegurarse que eso no les sucederá, de manera que hay que repetírselo.
Si le observas muy triste o preocupado, no lo dejes pasar, no pienses “está viviendo su propio duelo, ya se le irá pasando”…¡No!, es muy necesario hablar de ello, siempre, aunque sea a diario, aunque no tengas ganas y tu te sientas aún peor. Piensa que el niño/a no tiene tus recursos para salir de las dudas o de las emociones que ahora mismo está viviendo.
Si ha fallecido un familiar y tu hijo/a te ve llorando y no puedes contener las lágrimas, no lo reprimas. Cuéntale que estas llorando porque estás triste, porque le querías mucho. Es mejor explicar los sentimientos y que vean que no es malo mostrarlo. En el caso de fallecimiento de la pareja, o de un hijo, si recomiendo el asesoramiento con un profesional. En estas circunstancias el apoyo es imprescindible.
Recuerda
- Sinceridad en las respuestas
- Habla de forma natural sobre la muerte, que no lo sienta como algo trágico. Si permites que hable acerca de ello, le estarás preparando para que reconozca un proceso natural de la vida.
- Insístele en que los papás y las mamás moriremos muy muy muy viejecitos.
- Observar si le afecta demasiado y dejarle que lo exprese. Estar triste por algo no es malo, dale un tiempo pero atenta a cambios muy significativos.
- Si te ves muy apurada y te das cuenta que no eres capaz de contárselo, compra algún cuento relacionado con la muerte. Hay varios en el mercado que por medio de una historia se le explican a los niños, este material te ayudará.
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