Muchas veces no nos percatamos del estrés que nuestro ritmo de vida puede generar en nuestros hijos. Creemos que ellos no pueden padecerlo, y nos equivocamos, porque muchos están experimentando el estrés a edad temprana.
Al parecer, ha crecido el número de niños que presentan algunos efectos provocados por el estrés: caída del pelo, migrañas, sensación de ahogo… ¿No te parece alarmante? A mí, sí, e incluso me atrevo a decir que preocupante. Puedes responderme que es por el ritmo de vida que llevamos y blablabla, pero eso no es del todo cierto. Los padres somos responsables de que existan niños estresados, ya que ellos aprenden observando a los padres.
No puedes echar la culpa al estrés en sí mismo, porque entonces estarías desviando la culpa. Debes pensar en qué lo produce. Es decir, en cambiar tu ritmo diario, y adecuarlo para que tanto tú, como tu familia, se beneficien de ello.
Los niños estresados, existen
Cada uno es libre de brindar a su día a día, el nivel de estrés que quiere. Y lo digo convencida, porque en muchas ocasiones he podido comprobar que unos ligeros cambios llevan a una mejora sustancial. Creo que si me dieran un euro por cada mujer que ha venido a consulta a decirme que no puede cambiarlo y lo acaba consiguiendo, tendría para comprarme una casa en la playa.
Tendemos a adjudicar el problema de nuestro ritmo diario a otros, puesto que es más fácil hacerlo así. Hablamos que jefe/a que me pide todo a última hora, que llegamos tarde al cole por el tráfico… Te repito lo mismo: cambiando tu forma de pensar, cambiarás muchas cosas a tu alrededor. Es sólo cuestión de modificar tu forma de abordar las situaciones. Piénsalo. ¿Recuerdas este anuncio?
Al subirse al coche, el caos del exterior poco importa. Es inmune a ello, gracias a que le gusta conducir este coche. Y este ejemplo lo traslado a nuestro día a día. Insisto una vez más en que no es la situación la que provoca las consecuencias, sino nuestra mente. Programarla para que lo de fuera nos invada lo menos posible. Y no quiero que me pongas excusas, piénsalo. Te has preguntado alguna vez: ¿Por qué otras personas viven sin tanto estrés y angustia cómo yo? ¿Qué estoy haciendo mal? y principalmente: ¿Qué tengo que cambiar?
Educar a un hijo requiere una exigencia para contigo misma, y es: CONOCERTE MEJOR. Tus hijos no necesitan a una súper madre, necesitan a una madre que sepa escuchar, que le ayude a sentirse bien con quién es, y sobre todo que destine tiempo a jugar y enseñar los valores que ella considera a sus hijos. Tratar de abordar este tema desde tus hábitos es el primer paso.
Hijos libres de estrés
Debes prestar atención a su juego. Los temas que utiliza en el juego, lo que verbaliza cuando está dibujando… aquí podemos descubrir muchas de las preocupaciones de los niños.
Ojo con hablarle de temas que te inquietan. Los niños no tienen porqué saber de desempleo, problemas económicos, adicciones de algún familiar… Cuando son pequeños, no tienen recursos como para responder a sus preguntas y los niños como ya he explicado muchas veces, cuando algo no está bien, tienden a cargar con la culpa y piensan que todo ocurre por ellos. Puede saber que su padre o madre no tiene empleo, pero explicando que se saldrá de la situación, que es algo transitorio…No es cuestión de ocultar nada, es sólo presentarle la cara positiva de las cosas para que no lleguen a generar angustia. Mucho cuidado con lo que escucha.
Empieza por…
El estrés se sustenta en las emociones, y éstas pueden salirse de control, generando ansiedad. Ten en cuenta que al fin y al cabo el estrés nos acompañará siempre. Podemos pasar temporadas de mayor estrés, o por el contrario sentirnos toda nuestra vida inmersas en el estrés, sin sabe cómo salir de ello. Y como esto mismo le puede pasar a nuestros hijos, enseñar a manejarlo, es una buena herramientas para su futuro. Igual que le enseñamos matemáticas, enseñarles gestión del estrés es un gran regalo para ellos. Aprende a gestionarlo por tu parte y convertirás a tu hijo en una persona mas fuerte y saludable.
Atenta a estos indicios que dicen mucho de niños con niveles altos de estrés y cómo abordarlo para que no vaya a más.
- Cuidar el sueño. Observa si el niño no duerme bien, o pasa periodos en los que se altera los ciclos del sueño. Ya sabes que cuando no hay un correcto periodo de descanso, afecta al sistema inmunológico, digestivo, empeora la memoria y todo esto repercute tanto social como escolarmente.
- Escuchar su cuerpo. Observa si hay dolores de cabeza, de estómago, pesadillas. Si el niño te habla de ello, apunta cuándo ocurre (antes de éxamenes, llegada de las vacaciones..) es importante reconocer los elementos estresores que afectan al niño para poder solucionarlo. No está mal hablarle sobre nuestro cuerpo, y que sirve como medio para avisarnos de que algo no está bien. Aprender a escuchar el cuerpo es muy valioso.
¿Qué puedo hacer?
- Disminuye la velocidad. Es posible que sea el ritmo de tu familia lo que genera en el niño el estrés. Si es así, planteéate cambios. Tendrás que levantarte antes para que la salida al cole no se tan estrsante. Organízate mejor. En el blog hay con un post que trata este tema: ” No tengo tiempo” Lo mismo con las actividades extraescolares. Vigila que no pase mucho tiempo a la semana pegado a las extraescolares. Debes ser consciente de las veces que te dedicas a apresurar a los niños para hacer las cosas, salir de casa…
- Técnicas de relajación. Si lo encuentras demasiado ansioso, una música relajan, realizar técnicas de respiración y visualizar cosas positivas ayudan mucho.
- Paseos en familia. No hay nada más económico y que más les guste a los niños que correr por el campo. Prueba también a montar en bici, bailar, un Karaoke…Todo esto oxigena mucho a la familia
- Escuchar y jugar con ellos. La mejor terapia y forma de conocerse que tiene una familia. Lograrlo está en tu mano.
Niños libres de estrés son niños felices y con buena autoestima, siendo en el futuro adultos más sanos.
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